Va más allá de los malentendidos y consiste en enviar mensajes confusos y erróneos a propósito para provocar sufrimiento en quien los recibe.
Los seres humanos nos comunicamos de manera tanto verbal como no verbal. Y en ese proceso se transmite siempre un mensaje entre el emisor, que lo envía, y el interlocutor, que lo recibe e interpreta y manda a su vez un ‘feedback’ o respuesta.
Este es el esquema básico de la comunicación, que a su vez es la base de toda relación humana, pues sin ella sería imposible establecer vínculos. Su funcionamiento sobre el papel parece sencillo; sin embargo, la realidad es que en la práctica resulta mucho más compleja y puede generar más de un problema, ya sea por su ausencia o porque no se lleva a cabo de una manera sana.
De ahí que en psicología se insista tanto en la importancia que tiene trabajar y mejorar la comunicación en todas nuestras relaciones.
Por norma general, es casi inevitable que surjan malentendidos entre las personas de vez en cuando o que la falta de habilidades sociales y la timidez impidan la expresión fluida de algunos mensajes, sobre todo cuando están relacionados con las emociones y los sentimientos. Todo esto entra dentro de lo normal. Sin embargo, existe un tipo de comunicación que va más allá de estos problemas y que provoca un gran sufrimiento. Hablamos de la que se llama ‘patológica’.
¿En qué consiste la comunicación patológica?
En un mensaje son igual de importantes el contenido que quiere enviar el emisor, como la interpretación que realiza del mismo el interlocutor. En el caso de la comunicación patológica se mandan mensajes confusos o erróneos de manera intencionada, con todas las consecuencias que esto conlleva.
Ejemplos de este tipo de comunicación patológica son la denominada ‘luz de gas’ o trastocar una conversación para que alguien pierda el hilo de la misma.
Los tipos más frecuentes de comunicarse de modo patológico son:
- Negar la comunicación a alguien de manera repetida y extendida en el tiempo, enviar mensajes muy contradictorios o establecer una ‘ley de hielo’.
- Enrevesar la conversación hasta que el interlocutor se agote, cambiando de tema, sin ton ni son. Por ejemplo, llevando uma discusión sobre un tema cotidiano a lo personal.
- Mostrar incoherencias entre el lenguaje verbal y no verbal. O sea, expresar algo mediante la palabra, pero con gestos y un tono de voz no concordantes con lo que se dice.
Los riesgos de la comunicación patológica
La comunicación patológica entraña diferentes peligros de tipo psicológico para las personas, tanto para los que la establecen como para sus víctimas. Los primeros deben analizar por qué se comportan de este modo, ya que se trata de un comportamiento que responde a algún tipo de trauma o problema afectivo o psicológico que, por fortuna, se puede tratar. Muchas veces, quienes se comunican de manera patológica no son realmente conscientes de ello ni de las consecuencias que puede acarrear para sus interlocutores. Estos, por su parte, deben estar alerta a la hora de identificar estos mensajes confusos y contradictorios y no dejarse influenciar por ellos, aunque es complicado, sobre todo, en las primeras etapas de la vida.